viernes, 26 de febrero de 2010

Cuestiones primeras

Traían el sueño en los pies. Se dormían caminando. El alba les servía de telón para actuar. Volvían engarzados. Embelezados por la mística de la líbido incipiente. La sonrisa acompasada de la noche. Sordos. Con el zumbido de la resaca desde el estómago a los oídos. El olor a cigarrillo. Olor a trasnoche. Ella recogía flores silvestres y armaba un ramito que perduraría en recuerdos. El le contaba cosas que ella ni siquiera escuchaba. El silencio les amparaba. Mucho se habían mirado. Mucho se habían pensado. Mucho se conocían. Poco se sabían. Ella entrecerraba los ojos y el cuerpo. Tal vez no estaba lista. Nunca se sabe eso. El quería cruzar el umbral de sus desvelos. Tal vez no estaba listo y nunca se sabe eso. Sólo se sentaron en una cerca. En el momento exacto y en el sitio imperfecto. Sin hablar con la boca se besaron. El beso les copó la parada en eternos segundos que serían lo primero en ambos. Sin peros. Calló la boca y habló el cuero. Volaban a través de la niñez para sentirse raros. Aterrizaban en las endorfinas. El juego básico del instinto que comenzó con el diálogo de los sentidos. En el secreto que guarda la luna. Desatando el sudor. El temor. El temblor. La ilusión. La química y las ganas. Así fue el primer beso. El que se recordaría por siempre.
Tal vez ambos no estaban listos.
Nunca se sabrá eso.

1 comentario:

  1. no se sabrá?
    a veces es que se sabe antes....
    diematica cuestión de brumas esta!


    besos

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