martes, 13 de abril de 2010

cuestiones chismosas

Para jugar; los chicos quieren chicos. Compartir desde el afecto está bueno, pero ellos quieren pares y chiches. Recuerdo la peli francesa “El juguete” con Pierre Richard. Excelente visión del mundo del niño. El sujeto siendo objeto y volviendo a ser sujeto. A veces, dejamos nuestros mundos de adultos donde las apuestas son más fuertes y los sueños más complejos para despojar la carga cotidiana y cambiar el dial hacia lo inocente. Entonces conectamos. Volvemos a ser peques y jugamos. Se sabe según los gnomos que para los humanos nada es suficiente. Para los niños, en la escala formativa de la conciencia, la cuestión es peor. Creo que para ser papá esa es la condición. Juegos y límites en el marco del amor. Decir que no también resulta provechoso para todos. Es complicado. Se dice que no deseando un sí y viceversa. El norte de la decisión es siempre el beneficio mayor. Hay que transar con miedos más propios que ajenos. Con cuestiones familiares que deforman formaciones. Con las faltas de los amiguitos. La agresividad latente en los entretenimientos. En todos los asuntos se forma y se conforma la conciencia. Soy un payaso para los míos. Y como poco me importa que digan, porque siempre van a hablar; sigo siéndolo. Esta tarde volaron algunos chismes detrás de mí. Frente a la chusma parece que resulto ser más padrino que padre. Rodeado de miradas que buscan incansablemente que me equivoque. El niño llora y el papá lo entiende pero no lo consiente. Cuando me duelen los oídos, entrecierro los ojos y me critican. Todavía hay personas así. El conventillo aglomera voluntades. Un deporte que consideraba en desuso. Contengo el rugido. Hablan y hablan detrás sin otro sentido que perder el tiempo en justificar la moralidad. Me tomo un minuto para abstraerme porque no me ocupo de entender a quienes se ocupan de las cuestiones ajenas. Pero, francamente, me sé distinto. Como en otro plano. Si la culpa no se busca no se encuentra. Se lo cuento a la mayor. Me mira y nada me dice. Al rato, pues los niños tienen un GPS más sensible, increpa a una chusma y dice.
---Mi papucho no escucha bien cuando hablan cosas lindas de él---
Siempre me quedan mis huestes valientes. Entonces, digo algo que nunca se dijo que pasó y siempre se dice que pasó.
Ladren Sancho señal de que cabalgamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

dejame tus huella